Tres visiones han dominado la historia del estudio escritural con respecto a la naturaleza del
hombre. Ellas son la Tricotomía, la Dicotomía y la Unidad Psicosomática. He aquí un corto
resumen y una evaluación Bíblica de cada posición.
La Biblia enseña que el Señor tomó del polvo del suelo y creó al hombre. El Señor aplicó su
aliento en el hombre, y el hombre como una unidad fue hecho un alma viviente.
La antigua filosofía Griega insistía en la distinción entre lo físico y lo espiritual. El mundo
físico, afirmaban, era inferior y el cuerpo físico era la prisión del alma. El ámbito espiritual
era la realidad, y el mundo físico era una sombra de esa realidad. En contraste con esto, la
Biblia enseña que el mundo físico, incluido el cuerpo, fue creado bueno. En lugar de
establecer una antítesis entre los ámbitos físico y espiritual la Biblia describe la armonía de
los dos.
Un examen de las palabras utilizadas por los escritores Bíblicos demuestra que el hombre es
un ser unitario. Las cuatro palabras principales usadas en este contexto son alma, espíritu,
corazón y cuerpo. Un léxico Bíblico revela que las palabras usadas para describir la
constitución del hombre se traslapan en significado. Cada uno de estos cuatro términos
importantes es usado de una manera que puede solamente ser descrita como refiriéndose a
toda la persona. Estos términos se refieren a la unidad del individuo con un énfasis en una
perspectiva particular.El hombre, en efecto, si por un lado pertenece a la naturaleza y participa de las cosas, a cuyas leyes obedece, es, por otro lado, el único ser natural dotado de la libertad; la cual consiste justamente en el poder de superar la naturaleza. La libertad humana hace del hombre el ser capaz de luchar contra la naturaleza y vencerla. La libertad humana convierte al hombre en autor de su propia vida y en responsable de ella -lo que jamás puede ser un ente meramente natural-. Considerad la diferencia capital que existe entre el hombre y el animal. No busquéis esa diferencia ni en la cuantía de los órganos o facultades, ni en la diversidad de las formas visibles. No la busquéis en ninguna comparación basada sobre las dos realidades «naturales». Pero, en cambio, buscadla y la encontraréis en la índole peculiar de las diferentes vidas que el hombre y el animal viven. La vida del animal transcurre toda ella constreñida por las leyes naturales que imperan sobre la especie. En cada momento la vida del animal está íntegramente predeterminada por la serie total de los antecedentes reales, por el instinto, por la fisiología, la anatomía, la psicología de la especie a que pertenece. Por eso dos animales de una misma especie tienen vidas idénticas. El animal no se hace su propia vida, sino que la recibe ya hecha, hasta en sus menores detalles; y se limita a ejecutarla. Es como el comediante, que representa un papel escrito, pensado y concebido por otro. Por eso el animal no es responsable de su propio ser, de su propia vida; porque esa «su» vida no es en puridad suya, sino de... Ia naturaleza.
(Y)
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